MADAGASCAR:


UNA REVOLUCION CERCADA POR EL IMPERIALISMO, LA BURGUESÍA NATIVA Y LAS DIRECCIONES TRAIDORAS

 

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África: un continente en disputa abierta por parte de las distintas potencias imperialistas

Bajo los golpes de la crisis de la economía mundial que como olas de un tsunami no dejan de sucederse, Madagascar se ha convertido -como el conjunto del mundo colonial, semicolonial y del África en particular-, en un territorio de feroces disputas interimperialistas por el control de las fuentes de materias primas, del petróleo, de la tierra, de los mercados, de la mano de obra barata, de minerales, de piedras preciosas etc., que no hacen sino profundizar a grados inauditos la expoliación de esas naciones por parte de los piratas imperialistas.
Estados Unidos mantiene una feroz disputa con las demás potencias imperialistas sobre el territorio africano. Es que todas las potencias imperialistas buscan quedarse para sí con la mayor parte del negocio de la expoliación del continente, por lo cual no sólo no están dispuestos a ceder ni un ápice del terreno conquistado en ese territorio, sino que cada uno va por más en detrimento de las otras, y esto es lo que explica la feroz disputa que existe entre Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania y Japón, expresada en las alianzas y enfrentamientos de todos con todos y de todos contra todos.
Fueron esas disputas entre Ravalomanana, el entonces presidente del país agente del imperialismo yanqui y Rajoelina, el alcalde de Antananarivo1, agente del imperialismo francés las que abrieron las brechas en las alturas por las que irrumpieron el proletariado y las masas, dando inicio a la revolución en la ex–colonia francesa de Madagascar en el 2009.
Es que mientras estos carniceros locales discutían como regalar las riquezas de la isla a sus amos imperialistas, los explotados, los campesinos y las masas en Madagascar eran sometidos al hambre y a la pobreza mas extrema.
El 70% de la población vive bajo la línea de pobreza, los trabajadores de las minas de cromo y otros minerales en manos de consorcios imperialistas, en particular japoneses, son superexplotados, tal como lo son los trabajadores de las maquiladoras instaladas en las llamadas zonas francas. Los campesinos viven en pequeñas parcelas de tierra sin títulos de propiedad, conquistadas gracias a la lucha anticolonial y a la expulsión de los terratenientes franceses; allí pueden cultivar apenas lo suficiente para autoabastecerse.
Por ello, las decisiones de Ravalomanana fueron las que precipitaron el comienzo de la revolución. Las masas sublevadas desde enero de 2009 saquearon y quemaron con justicia en todo el país las grandes tiendas y supermercados propiedad de Ravalomanana, rico empresario dueño del consorcio agroalimentario llamado Tico.
Este agente yanqui fue quien creó las zonas francas donde se instalaron maquiladoras de empresas imperialistas –alemanas entre otras-, y amplió los contratos de explotación de las minas y grandes extensiones de tierras a consorcios imperialistas no franceses.
Fue Ravalomanana el que de hecho “alquiló” Madagascar por 99 años al consorcio imperialista yanqui-surcoreano Daewoo Logistics. En noviembre de 2008, este cipayo había firmado un acuerdo por el cual le entregaría a ese consorcio imperialista la friolera de 1.300.000 hectáreas –un área que corresponde por ejemplo, ¡¡¡a la mitad de Bélgica!!!– hasta el año 2117. Para que este consorcio plantara allí palma y maíz con destino a la producción de biocombustibles y a la exportación a Corea del Sur, gran consumidor de maíz. Y todo esto a cambio del compromiso de “invertir 6.000 millones de dólares” y “de crear 70.000 puestos de trabajo”, es decir a cambio de algunas miserables promesas a futuro.
Ante estas medidas, el imperialismo francés, que considera a Madagascar como “su” semicolonia, estalló en cólera porque sus competidores yanquis le estaban robando una parte de sus negocios. Así, se compró a Rajoelina y a la fracción de la burguesía que éste representaba y con los cuales un consorcio francés estaba negociando la compra de Nosy Hara y Mitsó, dos islas malgaches completas, para el negocio del turismo y la construcción de lujo.
Y estas fueron las disputas interimperialistas que partieron a la burguesía malgache en dos fracciones, una socia menor de los yanquis y otra que buscaba ser socia menor del imperialismo francés.
Por esa brecha de los de arriba, hacia fines de enero, devino una crisis revolucionaria en las alturas por donde terminaría de colarse el justo odio y el combate revolucionario y antiimperialista de las masas malgaches.
Las masas al conocer este plan siniestro del imperialismo, a los primeros intentos de expulsión de los campesinos, terminaron protagonizando una sublevación generalizada de los campesinos pobres defendiendo sus tierras de las garras del imperialismo. Durante los primeros meses del 2009 los campesinos libraron una lucha durísima en defensa de sus tierras, la que fue respondida por parte del gobierno de Ravalomanana con una represión brutal. Así, por haber rehusado ceder sus tierras a un industrial que quería extender su parque de atracción, trece campesinos fueron condenados a muerte mientras que otros fueron condenados a doce años de trabajo forzado. Sublevación que confluyó con la lucha de la clase obrera y los explotados de las ciudades contra la esclavitud, los salarios de hambre y la carestía de la vida, a los que son sometidos por las transnacionales en las maquilas de las zonas francas. Los explotados fueron a buscar el alimento para sus hijos donde éste se encontraba: en los supermercados que pertenecían a Ravalomanana y en las grandes cadenas imperialistas. En esa acción revolucionaria, con un certero instinto de clase, las masas comprendieron que ¡sólo se puede conseguir el pan si se tienen las armas! Porque el proletariado y las masas malgaches no podían resolver las más elementales demandas como la tierra, el pan y la independencia nacional sin derrotar a Ravalomanana y a la burguesía en las calles. Así fue que se armaron, derrotando a la policía y a la guardia presidencial en las calles, llegando a dividir horizontalmente al ejército, entre su base y la casta de oficiales.
Así, el motor de la revolución malgache fue la lucha por la tierra, por el pan y por la independencia nacional contra la brutal expoliación imperialista.

El proletariado y los explotados malgaches, vanguardia de la lucha por la revolución obrera y socialista en el África martirizada

Durante los primeros meses de 2009, las disputas entre el presidente Ravalomanana, representante de los intereses del imperialismo yanqui y Rajoelina, gerente del imperialismo francés, adquirieron un carácter agudo. Por las grietas abiertas en las alturas, empezaron a colarse las masas, con combates callejeros, manifestaciones, huelgas generales y enfrentamientos con la odiada policía y la guardia presidencial de mercenarios, que asesinaron a más de 100 mártires de los explotados. Los obreros malgaches sobrepasaron a las direcciones de la Confederación de Trabajadores Malgache, CTM, que acusaba a los obreros y campesinos sublevados de “vándalos” (tal como hizo la Confederación de Trabajadores Argentinos, CTA, el 20 de diciembre de 2001 cuando las masas en Argentina iniciaban su revolución en ese lugar del continente latinoamericano).
La acción decisiva de las masas malgaches sublevadas, que terminaron colgando los cadáveres de la odiada policía de los árboles y faroles de Antananarivo, demostró a los soldados que los obreros y campesinos pobres estaban dispuestos a ir hasta el final y fue lo que en definitiva les dio la confianza para desobedecer a los oficiales y negarse a reprimir al pueblo. Este fue el momento crítico al decir de Trotsky: “que el desarme de los faraones se convierte en la divisa general. Los gendarmes son el enemigo cruel irreconciliable, odiado. No hay que ni pensar en ganarlos para la causa. No hay mas remedio que azotarlos o matarlos. (…) la hora crítica del contacto entre la masa que ataca y los soldados que le salen al paso, tiene su minuto crítico: es cuando la masa gris no se ha dispersado aun, se mantiene firme, y el oficial, jugándose la última carta, da la orden de fuego. (…) los fusiles se mueven, la multitud avanza. El oficial encañona con su revolver al soldado mas sospechoso. Ha sonado el segundo decisivo del minuto decisivo. (…) en el instante critico, cuando el oficial se dispone a apretar el gatillo, surge el disparo hecho desde la multitud. (…) y eso basta para decidir no solo la suerte de aquel momento, sino tal vez la de toda la jornada y aun la de toda insurrección. (…) el camino al fusil del soldado pasa por el revolver arrebatado al faraón” (Historia de la Revolución Rusa, L.T.)
Así el 8 de marzo de 2009 comenzaba en Madagascar una enorme revolución de obreros, campesinos pobres y soldados. Se trató de una revolución clásica en la que la heroica acción revolucionaria de las masas, puso en pie organismos armados de autodeterminación de los obreros y campesinos pobres, dividió al ejército, se ganó a los soldados rasos, derrotó a la policía en las calles, descalabró al estado burgués, derrocó a Ravalomanana y abrió en Madagascar un régimen de doble poder, con las masas armadas, con los soldados sublevados controlando la principal base militar y todo su arsenal.
Durante más una semana, del 8 al 18 de marzo, no hubo gobierno en Madagascar. La cúpula de las Fuerzas Armadas se mantuvo al margen, esperando un acuerdo entre las dos fracciones burguesas, pero como ese acuerdo no llegó a concretarse, terminaron pasándose al bando de Rajoelina, al que veían con más posibilidades de contener a las masas insurreccionadas y armadas y como el mejor garante para salvar el conjunto de la propiedad y el dominio burgués. Ravalomanana renunció el 16 de marzo, permitiendo así que asumiera Rajoelina cerrando el vacío de poder que había durado más de una semana. El proletariado, el campesinado pobre y los soldados rasos, que habían conquistado en las calles una verdadera alianza revolucionaria de clases, no pudieron hacerse del poder por crisis de dirección revolucionaria.  Ante la amenaza que pendía sobre el poder y la propiedad de la burguesía, el imperialismo yanqui debió aceptar a regañadientes al gobierno del agente del imperialismo francés Rajoelina, quién se apropió, por el momento, de la acción revolucionaria de las masas.
Sin embargo, si bien la burguesía logró cerrar momentáneamente las brechas en las alturas, poniendo las disputas interimperialistas en un segundo plano ante la amenaza de la revolución, no logró todavía sacar a las masas de escena imponiéndoles una derrota histórica. El proletariado y los campesinos que derrotaron en las calles a la policía y a la guardia presidencial, seguían organizados y armados, no logrando aún el gobierno recomponer definitivamente la cadena de mandos del ejército.
Por lo tanto había dos poderes en Madagascar: uno, el debilísimo gobierno de Rajoelina apoyado en el imperialismo francés, al que responde la cúpula de las fuerzas armadas- que se habían pasado a su bando pero que no controlaban a sus propios soldados- junto a la burocracia sindical de la CTM, que menos aún controlaba a los trabajadores, gobierno que ni siquiera había sido reconocido como legítimo por las potencias imperialistas y los gobiernos africanos; el otro, el poder de los obreros, los campesinos pobres y los soldados. Un poder dual, “no legal”, pero mil veces más legítimo ante los ojos de las masas.
Pero todo régimen de doble poder es inestable, está condenado a una corta duración. O las masas toman el poder destruyendo el aparato del estado de la clase enemiga, o lo recupera la burguesía. Como decía Trotsky en 1936: …”se produjeron una serie de revoluciones que significaron brillantes victorias: en Rusia, en Alemania, en Austria-Hungría, más tarde en España. Pero fue sólo en Rusia donde el proletariado tomó plenamente el poder en sus manos, expropió a sus expropiadores y gracias a ello supo como crear y mantener el estado obrero. En todos los otros casos el proletariado a pesar de su victoria se detuvo, por causa de su dirección, a mitad de camino. El resultado de esto es que el poder escapó de sus manos y desplazándose de izquierda a derecha, terminó siendo el botín del fascismo. En una serie de otros países, el poder cayó en manos de una dictadura militar…. El conflicto se resolvió con las armas en la mano.” (León Trotsky, “¿A dónde va Francia?”).
Si el imperialismo y la burguesía nativa pudieron contener, por el momento, la ofensiva de las masas imponiendo un gobierno burgués de recambio, como lo es el del agente del imperialismo francés Rajoelina, no fue por la falta de disposición a la lucha de los obreros, campesinos y soldados malgaches. Fue la sobreabundancia de direcciones contrarrevolucionarias en todo el continente africano, así como en las metrópolis imperialistas, las que impusieron un cerco económico, político y militar a la revolución malgache. Y es que por ausencia de un partido revolucionario internacionalista que diera la pelea en los organismos de autodeterminación del proletariado y las masas en lucha y las pudiera dotar del programa y de la dirección que necesitaban para triunfar. Al decir de Trotsky, en el programa de fundación de la IV Internacional, “la crisis histórica de la humanidad se reduce a la crisis de dirección revolucionaria del proletariado”.
El stalinismo, el castrismo y los renegados del trotskismo, que desde los frentes populares como el de Sudáfrica y el de Zimbabwe y apoyando a los gobiernos nacionalistas burgueses en otros países de África, fueron los aliados fundamentales del imperialismo para imponer este “cerco” contrarrevolucionario a la revolución malgache. Son ellos los que desde el gobierno de frente popular en Sudáfrica o desde el parlamento y las comisiones de la constituyente en Zimbabwe, los que ataron al proletariado del sur de África, dividiéndolos país por país y sometiéndolos cada uno a su propia burguesía nacional, socia menor de tal o cual potencia imperialista. Son los que portan un arma tanto o más poderosa que los cañones y los fusiles para aplastar al proletariado y a las masas de Madagascar: el aislamiento, país por país, de la clase obrera y los campesinos pobres de África.
Y una mención aparte merecen los renegados del trotskismo, quienes jugaron un rol nefasto en esta revolución, pues ellos son los responsables de haber aislado la lucha revolucionaria de las masas malgaches. En ese mismo marzo de 2009 en Francia los trabajadores de la Continental estaban en huelga contra los despidos masivos y allí en esa fábrica de neumáticos, en Sony, en la Caterpillar los trabajadores tomaron como rehenes a los patrones por que no estaban dispuestos a aceptar ser echados como perros ni ser ellos los que pagaran los platos rotos de la crisis económica mundial que la burguesía imperialista francesa les quería hacer pagar. Y en ese mismo momento en las Antillas, Guadalupe, Martinica y en la Isla de la Reunión, isla que se encuentra frente a Madagascar, una gran huelga general sacudía a estos estados de ultramar de la V Republica; allí los trabajadores protagonizaron una gesta heroica con sus luchas para exigir que se cumpla el acuerdo de una suba en los salarios de 200 euros y la baja de precios que habían escalado en forma escandalosa. En las Antillas, los renegados de Lutte Ouvriere dirigen sindicatos, como así también en Francia cuentan con una corriente sindical importante; sin embargo, se negaron a unificar la lucha de los trabajadores franceses con la de los trabajadores de las colonias, lo que no hubiera aislado a la revolución en Madagascar ¡todo lo contrario!.
Así terminaron llevando esta situación explosiva de las ex colonias francesas y de la metrópolis a una huelga general de presión controlada totalmente por las centrales sindicales francesas, que acordaron llamar a este día de paro, ¡invitando a que participe en las manifestaciones de Paris a un representante de las ex colonias! Huelga que fue hecha para descomprimir, dividir y evitar que se profundizara la lucha de los trabajadores y no se transformara en auge revolucionario como en el 68/74. Y si por las dudas esta traición no alcanzaba para doblegar a los trabajadores a los pies de la V República, el candidato del Nuevo Partido Anticapitalista, Bensancenot fue a Guadalupe personalmente, para acallar la voz de los trabajadores, diciéndoles que los contribuyentes franceses no podían hacerse cargo de los 200 euros que pedían, que debían demandarlos a sus patrones en las Antillas. ¡Canallas! Todo esto demuestra que los renegados del trotskismo del Lambertismo y el NPA, son un partido más de la aristocracia obrera francesa.
El rol de estas corrientes, sirvientes de la burguesía imperialista francesa, es salvarle sus intereses, puesto que la lucha de Guadalupe, Martinica y Madagascar solo se podía y se puede resolver efectivamente con el triunfo de la revolución obrera y socialista en Francia y en toda la Europa imperialista. Fueron junto a las direcciones contrarrevolucionarias del stalinismo, los que se encargaron de cercar Madagascar, para separar a las masas malgaches del combate revolucionario de todo el proletariado africano. Así lo hacen en Zimbabwe, sometiendo a la clase obrera a los pies de Mugabe, o como en Sudáfrica, a los pies del CNA. ¡Esos son los cercos que les impusieron a las masas para derrotar la revolución en Madagascar!

El espanto a la revolución une a la burguesía imperialista yanqui y francesa: un pacto contrarrevolucionario para salvaguardar sus propiedades y sus negocios

Lo que une a los parásitos imperialistas yanquis y franceses, es el espanto a la revolución malgache, porque ésta puso en cuestión la propiedad y los negocios del conjunto de la burguesía imperialista, no sólo en la isla, sino en todo el continente africano. Para salvaguardar sus intereses como clase dominante les va la vida en impedir que la revolución malgache triunfe.
Los monopolios imperialistas, extienden sus negocios en toda África, más allá de las fronteras, imbricando el conjunto de las economías “nacionales” en una sola economía continental. Es por eso que tienen como estrategia contrarrevolucionaria concentrada aplastar toda revolución que se de en el continente africano; porque si ésta avanza y triunfa en Madagascar o en cualquier otra nación de África, inmediatamente pondría en peligro el conjunto de sus propiedades, sus negocios y su dominio no sólo en la isla, sino en todo el continente.
En Madagascar no hubo un golpe de estado, como quiere hacer ver la prensa burguesa. No fue el agente del imperialismo francés, Rajoelina, el que destituyó a Ravalomanana. Fueron las masas insurrectas con sus acciones decisivas las que tiraron abajo al gobierno, descalabrando el régimen y el estado opresor en Madagascar y haciendo huir a Ravalomanana como una rata al exilio. Y es esto justamente lo que el imperialismo quiere ocultar a las masas: el hecho de que en Madagascar hay una revolución en curso.
La burguesía imperialista no podía permitir por mucho tiempo la permanencia de este régimen de doble poder armado que impusieron las masas insurrectas, estaba aterrorizada. ¡Peligraba su estrategia de expoliación en este continente! Es que necesitan ese enorme reservorio de mano de obra y fundamentalmente, de materias primas para aprovisionar a sus monopolios instalados en China, cuyo gobierno compra a precios internacionales y luego se los proporciona subsidiados por el estado.
Pero para la burguesía imperialista es una cuestión de vida o muerte estrangular a esta heroica revolución, puesto que la misma cuestiona su existencia como clase dominante. Por ello, necesita parar a las masas insurreccionadas y reestablecer la disciplina en el ejército, fracturado por el pasaje de los soldados rasos, con sus armas, junto a sus hermanos de clase, los obreros y campesinos.
¡Los soldados armados, que rompieron la cadena de mando del ejército, aún tenían las armas! Y las masas a través de esta experiencia, comprendieron que la única forma de tener el pan, la tierra, salud, educación etc., es apropiándose de las armas.
Estados Unidos, perdedor en esta contienda ante Francia, para reconquistar los negocios que había perdido Ravalomanana estaba impedido, en ese momento, de lanzar un ataque contra el pueblo malgache, puesto que podría haber provocado que las masas hambrientas de toda África se levanten en defensa de sus hermanos malgaches en una lucha revolucionaria en África central y del Sur. Y el imperialismo no quiere ser partero de revoluciones, puesto que pondría en riesgo todos los negocios en el continente.
No es este el escenario que quería o que más le convenía a Estados Unidos. Por el contrario, su conciencia de clase es tan perversa, que incluso prefirió dejar, por el momento, en manos de Rajoelina, agente del imperialismo francés la administración de todos los negocios de Madagascar, hasta tanto las masas sean sacadas definitivamente de escena. Y en el momento en que ardía Madagascar, el único que podía garantizarlo, era justamente Rajoelina, que intentaba legitimar su gobierno ante las masas, apareciendo como un gobierno más benevolente que el de Ravalomanana. Por ello, entre gallos y medianoche, se autodesignó presidente de transición de Madagascar, decretó la disolución del parlamento, prometió elecciones dentro de un plazo máximo de dos años, intentando así contener a las masas y legitimar su nueva investidura presidencial ante ellas.
Entonces, el hombre fuerte del imperialismo francés, Rajoelina, incluso rompiendo los acuerdos de Maputo, (Mozambique) -donde las distintas fracciones de la burguesía imperialista negociaron durante dos meses, su porción de poder en el gobierno de transición (gobierno de unidad nacional)- nombró al coronel Camile Vital, su aliado en el ejército, como Primer Ministro. ¡Qué certera conciencia de clase la de la burguesía imperialista! Saben que la primera tarea es recomponer las fuerzas armadas, pilar fundamental del estado burgués, que había sido descalabrado por las masas insurrectas. Para ello, Rajoelina nombró a este militar “democrático”, en el cargo de primer ministro. Es que necesitaba imperiosamente desarmar a las masas y recomponer la cadena de mando del ejército, para acudir a el ante la posibilidad de un nuevo embate revolucionario de las masas malgaches, incluso preparar jornadas contrarrevolucionarias para aplastar y no dejar nada en pie de la lucha revolucionaria del proletariado y de los campesinos pobres.
Es que el imperialismo, como toda burguesía consciente de su clase, aprendió la lección de las revoluciones del siglo XX y comienzos del siglo XXI, desde la revolución rusa de 1917 hasta la revolución boliviana de 2003-2005. Es por eso que, como parte de su política de aplastar la revolución malgache, reclutó a las direcciones contrarrevolucionarias, agrupadas en el Foro Social Mundial y ahora en la V Internacional de Chávez, la burocracia restauracionista cubana, los mandarines rojos, el PC de Sudáfrica, etc., para que jueguen su rol de enfermeros del capitalismo. Dispuesto a cumplir con ese rol, el estalinismo envenena la conciencia de las masas diciéndoles que es Rajoelina quien les garantizará el pan, la comida, la tierra, y que por ello hay que apoyarlo. ¡Canallas! De esta forma sólo preparan el camino al desarme total de las masas, a la liquidación de los organismos de doble poder armado y a la recomposición de la cadena de mando del ejército.
El imperialismo yanqui espera agazapado en la gatera a que el gobierno de Rajoelina saque al proletariado y a las masas de escena, disuelva los organismos de doble poder y reconstituya la disciplina en las fuerzas armadas para, una vez derrotada la revolución, desplegar nuevamente toda su ofensiva en las disputas con el imperialismo francés.
Por ello, es hoy la Unión Africana la que, como agente directo del imperialismo en el continente, aplica la política más agresiva, imponiendo distintas sanciones: Madagascar fue expulsado de la UA en el 2009, se congelaron los programas de ayuda al desarrollo, que el FMI estima que representan hasta más de un 50% del presupuesto nacional. Los signos del colapso económico son importantes, se estiman en 230 mil los puestos de trabajo perdidos, las inversiones extranjeras cayeron fuertemente y el comercio está disminuyendo. En el sector privado se ha producido un descenso entre un 60 y 70% de la producción, el déficit comercial se cuadruplicó en estos 2 años. Y a mediados de marzo de 2010, la UA impuso sanciones a la elite gubernamental. Todas estas medidas fueron tomadas para obligar a Rajoelina a que acepte compartir el gobierno con los otros tres partidos burgueses, a fin de imponer un gobierno de unidad nacional de transición hacia las elecciones, intentando cerrar las brechas en las alturas para que no se reabra la revolución y así poder dividirse entre las distintas facciones de la burguesía los negocios de la isla. Por lo que Madagascar hoy, a un año de esa heroica acción de masas, esta cercada por un boicot de Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea, la UA y por todos los países que le prestaban subsidios. Incluso Francia, que soltándole la mano a Rajoelina y enviando, el 2 de abril de 2010, funcionarios del ministerio de relaciones exteriores a la isla, para que vuelva a los acuerdos de Maputo que éste rompiera en diciembre de 2009. Puesto que no puede permitir que Rajoelina, como hombre fuerte de Madagascar, se convirtiera en un nuevo Chávez, un burgués rastrero que regatee al imperialismo francés más migajas del enorme saqueo que ésta realiza.
Mientras tanto, con la complicidad de las burguesías nativas de todo el continente y con el stalinismo y los renegados del trotskismo dando cobertura por izquierda o integrando los frentes populares de Sudáfrica y Zimbabwe, cerca por hambre a las masas, para someterlas y luego imponerle pactos contrarrevolucionarios, y extorsionarlas para que estas se sometan al poder de la burguesía imperialista y si no lo hacen, si las masas no se subordinan, recurrirá a guerras fratricidas tal como lo hace en la República Democrática del Congo masacrando a millones de trabajadores. O al fascismo para atacar a los sectores más explotados de la clase obrera. Como lo hizo en Europa con los inmigrantes africanos, asiáticos y del este europeo, como primer paso para atacar directamente al sector “privilegiado” del proletariado de las potencias europeas. Ya ha comenzado a hacerlo en Rosarno, Calabria, Italia donde trabajadores inmigrantes africanos recolectores de naranjas y mandarinas que se levantaron contra sus condiciones de trabajo fueron atacados por bandas fascistas, por lo que inmediatamente iniciaron una revuelta que duró 18 horas, enfrentando a la policía con piedras y palos.

El imperialismo, las burguesías nativas,el stalinismo, el castrismo, con la cobertura por “izquierda” de los renegadosdel trotskismo, le ponen un cerco a la revolución malgache

Desde fines del 2008, Grecia, y en el 2009 Guadalupe y sobre todo Madagascar, fueron los primeros embates de la contraofensiva de masas contra los golpes lanzados por la burguesía para descargar sobre los explotados los costos de la crisis: una verdadera “operación plomo fundido” a nivel mundial. Los monopolios imperialistas reclutaron a las direcciones contrarrevolucionarias para que, desde el seno de las organizaciones obreras y de masas, contribuyeran a imponer un cerco que termine de desviar, abortar, expropiar y derrotar esos procesos revolucionarios de los cuales el de Madagascar fue el que llegó más lejos, dividiendo al ejército y descalabrando todas las instituciones del régimen burgués semicolonial.
Desde el Foro Social Mundial primero y ahora desde la V Internacional de Chávez y los “mandarines rojos” del Partido Comunista Chino, el stalinismo y el castrismo, el anarquismo y los renegados del trotskismo, pusieron y ponen todo de si para salvaguardar los intereses del imperialismo con su nefasta política de colaboración de clases con sus socios menores de las burguesías nativas de las colonias y las semicolonias. Así vimos actuar a ese agente de la V República Francesa, el NPA, yendo a Guadalupe a ser vocero de las palabras de Sarkozy; diciendo que no iban a ser los contribuyentes franceses los que pagasen el aumento de Ä200 conseguido con luchas revolucionarias y escondiendo que la única salida para conseguir hasta la más mínima de las demandas es la independencia nacional y la coordinación con el proletariado de las metrópolis, quienes tienen atada su suerte al proletariado colonial y semicolonial.
En el continente africano, fueron el stalinismo y el castrismo y los renegados del trotskismo, centralizados en esa verdadera internacional contrarrevolucionaria, los que no sólo dieron apoyo, sino que, como en Zimbabwe, formaron parte como pata izquierda del MDC -partido burgués que hoy cogobierna con el Zanu-PF de Mugabe-. Así, las direcciones contrarrevolucionarias, el estalinismo, la V internacional de Chávez, Fidel Castro, con la ayuda de los renegados del trotskismo, han impedido que se desarrollen procesos revolucionarios en todo el continente negro, contribuyendo de esa manera a imponer un cerco, para dejarla totalmente aislada de sus hermanos de clase del continente africano y de los países imperialistas. De esta forma evitaron que esos procesos revolucionarios vengan de inmediato a reavivar las llamas de la revolución malgache
Pero este papel contrarrevolucionario del castrismo y del stalinismo en África no es nuevo. Cuando el ensayo general revolucionario de 1968/74 en los centros imperialistas impulsó una vez más el levantamiento de las masas africanas, el levantamiento revolucionario en Angola provocó la apertura de la revolución portuguesa en 1974.
En África, el castrismo con sus tropas formaba “alas izquierdas” en los partidos ejércitos de los movimientos de liberación nacional burgueses como el FRELIMO de Mozambique, el MPLA de Angola, el SWAPO de Namibia y el CNA en Sudáfrica. Para solo dar un ejemplo del rol contrarrevolucionario de estas direcciones contrarrevolucionarias, mientras en Portugal se encargaban de romperle la cabeza a los Comités de Inquilinos de la revolución, en Angola codo a codo con el régimen stalinista del MPLA, régimen que contaba con el apoyo de Cuba y la URSS, dejaban que la Gulf Oil Company extrajera petróleo en la provincia de Cabinda, pagando impuestos al gobierno de Agostinho Neto del MPLA, impuesto que el gobierno utilizaba para pagarle a las tropas cubanas; mientras, grupos comunistas independientes eran masacrados por el stalinismo. Cuando fueron derrotadas las tropas portuguesas en Angola y caía el gobierno blanco en Mozambique, los castristas pasaron a ser parte integrantes en los gobiernos de esas naciones junto a la burguesía nativa, expropiadora de la lucha revolucionaria de las masas.
En Sudáfrica los levantamientos crecieron en profundidad a partir de las huelgas de Durban en 1973, las huelgas generales de 1976, los levantamientos estudiantiles y obreros en 1976 y 1980, el comienzo de las formaciones obreras independientes desde los inicios de los 80 hasta los levantamientos de masas desde 1985 hasta 1989, donde las relaciones capitalistas imperialistas fueron sacudidas hasta sus cimientos y existía una situación prerrevolucionaria en la que el imperialismo estuvo en peligro de perderlo todo.
Pero allí estaba Mandela, quien ya desde la cárcel llamando a “terminar con los rencores”, se transformó en el padre de la contrarrevolución en el continente africano. Junto al Congreso Nacional Africano y a la burguesía negra, no sólo contuvieron la lucha revolucionaria en Sudáfrica, sino que abortaron la posibilidad de que se extendiera a todo el continente, lo que inmediatamente hubiera repercutido en las respectivas metrópolis imperialistas. Fue bajo el disfraz de un régimen democrático y de una república negra (burguesa), que el frente popular, impulsado por el stalinismo y el castrismo, mantuvo y acrecentó las relaciones de super-explotación no sólo en Sudáfrica, sino en toda el África negra, adonde envía sus tropas pretorianas como instrumento fundamental para proteger las operaciones imperialistas.
Cuando en marzo de 1988 el ejército de Angola junto a 40 mil soldados cubanos, derrotaron al ejército sudafricano de Cuito Cuanaval, se negaron a avanzar más allá de la frontera con Namibia. Esto sucedió en el mismo momento en que se daba el punto más alto del levantamiento de la clase obrera sudafricana contra el estado del Apartheid. La política stalinista alentó al SWAPO nacionalista burgués a aceptar un arreglo negociado en Namibia que dejó intactos los intereses imperialistas y que concluyó con la entrega y asesinato de los combatientes de la SWAPO, como antes fueron entregados y masacrados los soldados angoleños que se habían insurreccionado en 1985. Es por ello que hoy como ayer, hay que seguir diciéndole a las masas en África ¡Fuera la canalla burocracia estalinista, agente de la reconciliación con la Angloamerican y el régimen asesino del Apartheid! ¡Abajo la burocracia castrista que hoy entrega la conquista de la revolución cubana al imperialismo mundial! Es la misma burocracia que entregó la revolución en África, en Chile del ’73, cercó a la revolución en Bolivia controlando al proletariado de todo el continente americano y llamando a las masas a atar su suerte al gobierno de frente popular de Evo Morales. Entregó también la resistencia colombiana, Nicaragua y El Salvador en los ‘80 y Honduras hoy. Y terminó pactando con Obama la entrega del movimiento de la lucha contra la guerra y del movimiento de los inmigrantes en EE.UU.
Ya a partir de los ‘90, los renegados del trotskismo se sumaron definitivamente a ésta cueva de bandidos que es el FSM, capitulándole al estalinismo al apoyar al Congreso Nacional Africano en las elecciones de 1994. Tal como lo hizo la LIT-CI en Sudáfrica, también la Tendencia Obrera Marxista, el Grupo Socialista, Camaradas por el gobierno obrero, Liga Obrera internacional, todos entraron o apoyaron al Congreso Nacional Africano. Mientras los renegados del trotskismo hacían esto, en Mozambique el estalinismo con su partido FRELIMO, liquidaba la lucha por la liberación nacional y se transformaba en el gobierno burgués administrador de los negocios de toda la burguesía -al igual que lo hacía en Sudáfrica con la integración al régimen de la reconciliación con el Apartheid-. Desde esa ubicación se ocupó de ser el principal agente hoy para aislar la revolución malgache y sostener desde su gobierno también a la burocracia castrista.
En Zimbabwe, el SWP de Callinicos y su Tendencia IS entró y apoyó al frente popular burgués en el gobierno, se negó a mantener una política de clase independiente y capituló a la visión nacionalista stalinista de la revolución en un solo país.
Es que así como el imperialismo francés cuenta con los servicios del lambertismo y del NPA en sus actuales y ex colonias y semicolonias, el imperialismo inglés también cuenta con estas corrientes que actúan como agentes defensores a ultranza de los intereses de su imperialismo a través de los sindicatos internacionales dirigidos por la TUC (Trade Union Central) para proteger las inversiones imperialistas inglesas en África. Mientras, en Inglaterra se la pasan defendiendo al Partido Laborista siendo ellos su ala izquierda, un apéndice de la burocracia socialimperialista de la TUC.
La lacra estalinista sigue cumpliendo su rol contrarrevolucionario porque los renegados del trotskismo la sostuvieron y la sostienen a nivel internacional. ¡Fuera de la IV Internacional y de ensuciar sus limpias banderas los sirvientes de la burocracia y de la burguesía! ¡Por la refundación de la IV Internacional!

El rol contrarrevolucionario del Foro Social Mundial en África

En Mozambique, hoy, se concentraron el FSM, el Africom, la Unión Africana y el imperialismo francés para discutir como sostener un gobierno de unidad nacional para expropiar e impedir que triunfe la revolución de obreros, soldados y campesinos que había comenzado en Madagascar y se extienda a toda África del sur. Con esta política contrarrevolucionaria, el PC y el castrismo contribuyen a aislar a la clase obrera sudafricana.
Así, las direcciones contrarrevolucionarias del PC de SudAfrica/CNA, hoy centralizadas en la V internacional de Chávez y los mandarines rojos del PC Chino y con la ayuda de los renegados del trotskismo, fueron los responsables de abortar los procesos revolucionarios en todo el continente negro, los que vendrían de inmediato a reavivar las llamas de la revolución malgache.
Estos son los mariscales de la derrota que ayudaron a cercar la revolución en Madagascar para dejarla totalmente aislada de sus hermanos de clase del continente africano y de sus aliados en los países imperialistas: los inmigrantes que luchan contra las bandas fascistas que los reprimen en Italia y los aislaron también de los jóvenes revolucionarios de las cités, que hicieron arder París en demanda de sus derechos.
Desde los Estados Unidos -poniendo al proletariado a los pies de Obama, transformándose en verdaderas corrientes cipayas, pasando por la Europa imperialista, hasta Sudáfrica y Zimbabwe, país por país, estos canallas subordinaron al proletariado a su propia burguesía.
Hoy se preparan nuevas fuerzas contrarrevolucionarias para capitalizar el desprestigio del CNA, encabezadas por el stalinismo y el mandelismo para formar nuevos partidos anticapitalistas (NPA) en Sudáfrica, ligados a los movimientos sindicales en Zimbabwe.
No sacar urgentemente estas lecciones sólo puede traer golpes más duros a la clase obrera internacional. Tal como la catástrofe de Haití donde los trabajadores que vivían bajo el protectorado yanqui, sumidos en la peor degradación humana por el saqueo y la explotación imperialista, se enfrentaron a un brutal terremoto que causó centenares de miles de muertos por no contar con edificaciones antisísmicas. Construcciones que si las tiene la burguesía imperialista en San Francisco (EE UU) y en Japón y ahora están sometidos a una nueva invasión imperialista en manos de las tropas tanto yanquis como de la ONU-Minustah, dirigidas por Francia y comandadas por sus lacayos “bolivarianos” de Brasil, Argentina, Chile, Bolivia, Ecuador, etc.
Ante semejante catástrofe, todas las direcciones traidoras han levantado un programa para Haití de “solidaridad” y “ayuda humanitaria”, poniendo al proletariado y a las masas nuevamente a los pies de la burguesía. ¡Canallas! La única forma de que las masas haitianas puedan volver a comer y tener una vida digna es poniendo en pie sus organismos armados, derrotando a las tropas invasoras y haciéndose del poder.

El aplastamiento de la revolución Palestina y el estrangulamiento de la revolución Boliviana: los primeros ensayos de cerco contrarrevolucionario a las revoluciones en el siglo XXI

El cerco que hoy se cierne sobre Madagascar, es una versión redoblada de la política contrarrevolucionaria que en el 2003 impusieran en Bolivia, el imperialismo junto a sus socios menores, las burguesías nativas de Latinoamérica y las direcciones traidoras agrupadas en el Foro Social Mundial. Ante el terror que les generaba la revolución obrera y campesina que se había escapado de la “Caja de Pandora” de la lucha de clases y ante la amenaza que significaba para su dominio y su propiedad en todo el continente, pusieron en pie una verdadera “Santa Alianza” contrarrevolucionaria continental, para garantizar el estrangulamiento de la revolución boliviana.
Las potencias imperialistas, las burguesías cipayas y todas las direcciones traidoras de las masas en Bolivia y en todo el continente, sostuvieron al gobierno de Evo Morales. Es decir, fortalecieron el frente popular, cercaron a la revolución boliviana, liquidaron la lucha por la nacionalización sin pago y bajo control obrero de los hidrocarburos, reemplazándola por el programa de sucio regateo de la burguesía nacional que terminó con jugosos contratos petroleros y gasíferos con el imperialismo francés y español por un lado, y con el control de medio país por el fascismo de la Medialuna, donde se asientan los monopolios imperialistas yanquis. Para ello contaban con el asentamiento de tropas yanquis en Paraguay, ejercicios militares comunes entre las fuerzas armadas argentinas, brasileras, paraguayas, uruguayas y venezolanas y con el ejército chileno armado hasta los dientes por el imperialismo anglo-yanqui; con el ejército colombiano de ocupación y su casta de oficiales entrenada en West Point.
Contaban también con la inestimable ayuda del stalinismo y los renegados del trotskismo, que reunidos en el Encuentro Continental en el año 2005, bajo el comando de la burocracia petrolera de la CUT brasileña, liquidaron todas las resoluciones de la COR El Alto, que desconocían las elecciones anticipadas denunciándolas como una trampa burguesa y por esa via hubieran impedido que se imponga el gobierno de frente popular de Morales. Pero fundamentalmente, el imperialismo centralizó el accionar de todas las direcciones reformistas a nivel continental, desde Estados Unidos hasta Tierra del Fuego, para impedir que la clase obrera de todo el continente avance por el camino de la lucha revolucionaria aislando a la revolución boliviana.
Así en América Latina, expropiaron la lucha revolucionaria de la clase obrera, con la política de colaboración de clases de apoyo a los frentes populares, poniendo a la clase obrera, dividida país por país, a los pies de su propia burguesía, socia menor de los monopolios imperialistas.
Hoy, en Madagascar, el rol pérfido de esas direcciones se expresa en que les dicen a las masas de todo el continente que Rajoelina es el único que puede garantizar el pan; es decir, que llaman a confiar en este agente de la V República Francesa, que lo único que pretende es terminar de aplastar la revolución malgache para preservar la propiedad privada y los grandes negocios de los monopolios imperialistas. ¡Mentiras! ¡Esto es una verdadera traición! Porque si el gobierno de Rajoelina termina de asentarse, recomponiendo las instituciones del régimen burgués y sobre todo, la disciplina y la unidad de las fuerzas armadas que las masas insurrectas descalabraron, no será para garantizar el pan, sino para pasar a la contraofensiva con golpes contrarrevolucionarios, verdaderas “jornadas de julio”, para terminar de aplastar todo resabio de la revolución en la isla, lo que decididamente repercutirá en el conjunto del continente africano.
La siniestra política de colaboración de clases que somete a las masas a una u otra fracción de la burguesía, rompe la alianza obrera y campesina y la unidad con los soldados rasos conquistadas en las calles, desarma a las masas y reestablece la disciplina militar entre los soldados insurrectos, reconstituyendo el pilar fundamental del estado burgués que son sus fuerzas armadas.
Junto a esta política internacional del cerco a la revolución malgache, el imperialismo y sus socios menores de África, despliegan todo su poder económico y militar para estrangular al proletariado y a las masas. ¡La cercan con hambre, para que abandonen las armas! Es por eso que por un lado, la burguesía de Madagascar y los monopolios imperialistas hicieron un verdadero “lock out” en la producción de alimentos, mientras que el pasado 23 de diciembre, Barak Obama -recientemente galardonado con el “Premio Nóbel de la Paz”- excluyó a Madagascar, Nigeria y Guinea de la lista de países beneficiados como socios comerciales de Estados Unidos, quitándoles la “ayuda económica” que les otorgaba por medio del AGOA (Africa Growth Opportunity Act – Acta para la Oportunidad de Crecimiento para África), poniendo en riesgo 100.000 puestos de trabajo solamente en las maquiladoras de la industria textil.
Para completar ese cerco, el imperialismo norteamericano, empieza a fortalecer su presencia militar en la región. El mismísimo Obama viajó a Ghana para discutir la instalación de una nueva base militar norteamericana y el establecimiento en ese país del Cuartel General del Africom (Comando Africano del ejército de EEUU), que todavía está en Alemania.
Además, el imperialismo francés, expoliador de África que tenia colonias en este continente y al que hoy sigue unido por lazos económicos muy fuertes, mantiene cuatro grandes bases militares en Africa: Djibuti, en el cuerno de África, la Isla de la Reunión, en el Índico, Senegal y Gabón. Tiene también fuerzas militares desplegadas en Costa de Marfil, Chad y República Centroafricana. Es por ello que es uno de los principales actores de la injerencia militar occidental en África.
Tal como sucediera con la heroica revolución Palestina del 2000 que fue cercada y aplastada: por un lado por los bombazos del gendarme del imperialismo en la región, el estado sionista fascista de Israel, masacrando a la martirizada Gaza; también el imperialismo la cercó por hambre, e impuso pactos contrarrevolucionarios contra las masas. Egipto instalaba un Muro para impedir que los heroicos combatientes que venían a luchar junto a sus hermanos palestinos no pudieran pisar más el suelo palestino. Mientras tanto, Hamas y Al Fatah junto a los carniceros imperialistas de EE UU y Francia, las burguesías lacayas de la región, como Mubarak de Egipto, pactaban la formación de un gobierno de unidad nacional. Un verdadero tiro por la espalda a las masas. Imponían así una derrota a las masas insurreccionadas palestinas
En África, el cerco lo imponen las direcciones traidoras, que, por ejemplo, llevaron a las masas de Zimbabwe a los pies del frente popular. Allí la Organización Socialista Internacional de Gwisai (ISOZ) forma parte del MDC que se incorporó al gobierno de frente popular del ZANU-PF (Zimbabwe African National Union – Patriotic Front) y que le proporcionó ministros a su gabinete como el de Finanzas, que ejecutó la privatización de los servicios de energía y agua, el de hacienda, etc
En Sudáfrica, sometieron al conjunto de las masas hambrientas a las burguesías negras, llevando la lucha revolucionaria de los sudafricanos a los pies del Congreso Nacional Africano. La Cosatu, dirigida por los estalinistas, fue la que impidió que los comités de soldados de Sudáfrica se unan a los soldados malgaches que desobedecieron las órdenes de tirar contra sus hermanos
Pero no solamente allí se ha aplicado esa política de cerco y sometimiento de la clase obrera africana a su burguesía y al imperialismo. En Ruanda y El Congo, donde el imperialismo y la burguesía nativa han impuesto genocidios, las burguesías negras y todas las direcciones del movimiento obrero junto con los partidos de la izquierda reformista, fueron los encargados de someter la lucha revolucionaria de las masas contra los genocidios a los pies de la Unión Africana. ¡Cuando la UA es un verdadero Ministerio de Colonias de los imperialistas angloyanquis y franceses! “Ministerio” organizador y garante de los genocidios, una cueva de bandidos donde se reparten el continente y firman y realizan todos los pactos para mantener a los regímenes sirvientes del imperialismo y enemigos de las masas explotadas de toda África.
Con esta política de cerco, ejecutada por la burguesía imperialista y las direcciones contrarrevolucionarias, pudieron -por ahora- cercar la revolución malgache e impedir que se extienda al conjunto del continente africano. Impidieron que las masas insurrectas derrotaran a sus regímenes, que se instituyeran los organismos de doble poder de los obreros, campesinos pobres y soldados armados y que de esta forma las masas insurrectas abrieran el camino al triunfo de la revolución obrera y campesina en toda África.
Es la misma política que impusieron en Bolivia con el fin de estrangular la revolución del altiplano. Queda así demostrado que esta política no es “nacional”, autóctona de algún país en especial. Para eso cuentan con sus estados mayores internacionales altamente centralizados, actuando día a día para derrotar toda heroica revolución que protagonicen las masas explotadas.
Así desde Mozambique comenzaron a negociar, en Maputo, las distintas facciones burguesas malgaches, para discutir una división de poderes en el gobierno de transición de Madagascar, es decir para discutir la repartija de los negocios en la isla, intentando desde allí soldar un gobierno de unidad nacional a fin de preservar sus intereses. Rajoelina, vencedor en la contienda ante Ravalomanana, y sabiéndose el hombre fuerte de Madagascar, el único que puede estrangular esta revolución, después de meses de negociación se dio el lujo de hacer estallar esos acuerdos, nombró a un primer ministro militar y comenzó a dar muestras de que él es el único garante de estabilizar al maltrecho régimen burgués, que fuera descalabrado por las masas insurrectas.
El stalinismo, el castrismo y los renegados del trotskismo, desde los frentes populares de Sudáfrica y Zimbabwe, o apoyando por izquierda a todo gobierno nacionalista burgués en el continente africano, son los aliados fundamentales del imperialismo. Ellos son los que imponen el cerco contrarrevolucionario a la revolución malgache y lo hacen desde el gobierno de frente popular en Sudáfrica, desde el parlamento y las comisiones de la constituyente en Zimbabwe, atando, dividiendo y sometiendo al proletariado del sur de África, a su propia burguesía nacional, socia menor de tal o cual potencia imperialista.

La revolución malgache sólo puede triunfar como revolución africana y europea

La revolución malgache no fue un rayo que cayó del cielo sereno. Es en primer lugar, parte de la sublevación revolucionaria generalizada que sacudió a las colonias francesas desde Guadalupe, Martinica y Guyana en América Latina pasando por la Isla de la Reunión, a pocos kilómetros de las costas de Madagascar, hasta la Polinesia. Es decir fue parte de una contraofensiva de masas que fuera detenida por el accionar de las direcciones traidoras.
El carácter internacional de la revolución malgache conlleva una cuestión de carácter histórico porque expresa la vuelta al combate de los explotados esclavizados del África en maniobras directas de revolución, después de 15 años de haber sido estrangulada su revolución por el frente popular del CNA de Mandela, el PC sudafricano y la burocracia sindical de la COSATU que en 1994 terminaron de consumar esta traición, lo que llevó a las masas explotadas y oprimidas de todo el continente a un retroceso brutal, a un hundimiento en la barbarie, en las hambrunas, las guerras fraticidas, las pandemias como el Sida, en regiones enteras de África.
Fue en los años 90 que África quedó dislocada de la división mundial del trabajo y se transformó en un reservorio de mano de obra esclava de casi 600 millones de trabajadores. Miles de obreros y campesinos negros que eran expulsados de sus tierras, morían en las profundidades del Mar Mediterráneo, porque añoraban alcanzar las costas de España, Francia o Italia. Otros encontraron el final de sus caminos ametrallados en las siniestras alambradas de los enclaves españoles de Ceuta y Melilla. Los que lograron llegar fueron superexplotados como esclavos sin ningún derecho y cuando el ciclo corto de expansión de la economía expiró, los patrones imperialistas franceses, alemanes, británicos, italianos, españoles, frente al crack de la economía mundial los despiden como perros, porque ya no los necesitan. Los despiden primero, los persiguen y los expulsan como parias de las potencias europeas.
Pero la burguesía, al decir de Marx y Engels hace más de 150 años, tiene una contradicción de la que no puede escapar: crea inevitablemente a la clase que será su sepulturera en la historia, el proletariado. Durante el último ciclo corto de expansión, a diferencia de los ‘90, las distintas potencias imperialistas realizaron fuertes inversiones en África. Puesto que el continente africano combina un reservorio de mano de obra esclava, con ricas fuentes de materias primas, minerales, reservas de petróleo, minas de diamantes, considerado esto indispensable para alimentar a las transnacionales que fueron relocalizadas en China. Además posee grandes extensiones de tierra fértil, cuyo cultivo se valorizó producto de la suba inusitada de los commodities destinados primero para la alimentación y ahora, como en Madagascar destinados a la producción de biocombustibles. Por ello, África se ha convertido hoy en un continente codiciado por los piratas imperialistas que se disputan allí las riquezas naturales. Y eso es lo que permitió la emergencia de un proletariado fuertísimo, que por los golpes del crac y el ataque de los capitalistas, vuelve a entrar al combate.
En África fue el capital monopólico imperialista el que imbricó todas las economías nacionales por sobre las fronteras, combinando la instalación de maquiladoras, la extracción de materias primas, la producción de alimentos, los reservorios de mano de obra esclava, la concentración de sus bancos, en una sola economía que se extiende más allá de las fronteras de cada país africano. Para el imperialismo no existen las fronteras nacionales en su afán de saquear y expoliar el continente. ¡Quieren hacer de toda África campo arrasado!
Tampoco debe haber fronteras para los trabajadores! Será tarea de los obreros, los campesinos pobres, los soldados, y las masas explotadas en Sudáfrica, Mozambique, Zimbabwe, Angola, Congo, Somalia romper con las burguesías nativas, los frente populares y los pactos contrarrevolucionarios que les imponen y extender la revolución a todo el continente, y a través de los millones de inmigrantes entrelazarla con el proletariado de las potencias imperialistas europeas. Sólo así será posible romper el cerco que le han impuesto a la revolución malgache. Sólo así se abrirá la revolución en África toda y extendiéndose como un reguero de pólvora impedirá que la revolución en Madagascar perezca.
Es el propio capitalismo en su fase imperialista el que le da a la revolución africana un carácter internacional. La revolución malgache, es tan sólo un episodio de esta revolución africana que, si no se extiende y desarrolla a todo el continente y a través de los millones de inmigrantes, se entrelaza con el proletariado de las potencias imperialistas europeas, está destinada a perecer. Y es éste el objetivo del cerco que hoy tienden las potencias imperialistas alrededor de Madagascar. Un cerco que en este caso se expresa primeramente como cerco económico, para someter por hambre al proletariado y al campesinado pobre. Pero fundamentalmente un cerco político en el cual, juegan un papel primordial el stalinismo, el castrismo y los renegados del trotskismo que, reclutados por la burguesía imperialista, imponen desde las propias organizaciones de la clase obrera la división país por país. Y constituyen el principal obstáculo para que la clase obrera del sur de África no irrumpa en lucha revolucionaria para expropiar a los monopolios imperialistas y sus socios menores de las burguesías nativas, poniendo los recursos naturales y las fuerzas productivas al servicio de garantizar materias primas, alimentos, energía, etc.… a todo el subcontinente, incluida la cercada Madagascar.
Y tan sólo si estos mecanismos para estrangular la revolución malgache son insuficientes, las potencias imperialistas recurrirán a la fuerza militar directa. Pero mientras las direcciones traidoras del Partido Comunista de Sud África, de la IST y Gwisai (de la IZOS), del castrismo en Angola, de los renegados del trotskismo con sus partidos anticapitalistas en todo el continente, sean los que controlen y dirijan al proletariado, no tendrá necesidad el capital financiero de recurrir a ella. La mantendrá como reserva para el caso de que sectores de masas escapen al control de esas direcciones contrarrevolucionarias. Y si esto sucede, recurrirán al fascismo puesto que los frentes populares son los que adormecen a las masas y preparan el camino para imponer gobiernos más bonapartistas o directamente fascistas.
Ante el estallido del crac mundial y la ofensiva del imperialismo para hacerle pagar a las masas la crisis económica, la respuesta del proletariado africano, que comenzó en Madagascar como una revolución clásica, puede extenderse como un reguero de pólvora al conjunto del continente africano, lo que implicará que los combates revolucionarios en el continente negro se combinen de forma inmediata con un ascenso revolucionario en las metrópolis imperialistas. Tal como sucedió con la lucha revolucionarias por la liberación de Argelia, que dio como resultado un ascenso revolucionario en Francia en 1968-1974, tal como ocurrió con la lucha revolucionaria en Angola que llevó a la revolución en Portugal en el año 1974. Y de esto la burguesía imperialista tomó nota.
Hoy la vanguardia indiscutida de la clase obrera en África son en el norte del continente, las masas árabes y musulmanes del Magreb, que se sublevaron, desde Marruecos hasta Egipto en defensa de sus hermanos de clase palestinos masacrados en Gaza, lo que plantea la lucha por revoluciones obreras y socialistas victoriosas en el camino de conquistar una Federación de Republicas socialista soviéticas del Norte de África. Y en el sur del continente, la vanguardia son la clase obrera, los campesinos pobres y los soldados de Madagascar que entraron en maniobras de revolución clásica, poniendo a la orden del día la lucha por una Federación de Republicas socialistas y soviéticas de Centro y Sudáfrica.
El carácter internacional de la revolución malgache, está también dado por el hecho de que, el proletariado africano, mayoritariamente árabe y musulmán en el norte, negro en el centro y sur del continente, juega un rol de vanguardia revolucionaria -tal como lo jugaran la clase obrera y los explotados de América Latina en los primeros diez años del siglo XXI- en los países imperialistas. Porque los obreros africanos no son “inmigrantes”, sino que son el corazón y el sector más explotado del proletariado de los países centrales. Para el triunfo de la revolución obrera y socialista en África, quien tiene la llave es el proletariado de los países imperialistas, que tiene la obligación de combatir por sus hermanos de las colonias y semicolonias. En esa unidad, al interior de todas las potencias imperialistas, está la fuerza para el triunfo. La lucha de los obreros africanos a la cabeza de los combates en toda Europa y Grecia, con su llamado a la huelga general y las movilizaciones el pasado 1 de marzo a través de las fronteras de la Europa imperialista, encabezando en Grecia la creación de las organizaciones de lucha que garantizaron la magnífica acción de masas de la huelga general del 11 de marzo, ya han puesto en la calles la moción que los obreros europeos deben tomar en sus manos como una obligación internacionalista: ¡Fuera las manos del imperialismo yanqui, ingles, francés, alemán de África! ¡Por la expropiación de todas las compañías imperialistas que saquean y martirizan a nuestros hermanos de África!
Así ya lo planteaba la III Internacional en sus resoluciones de su II Congreso en Julio de 1920: “. . . 8) En cuanto a la cuestión de las Colonias y nacionalidades oprimidas, los partidos de los países cuyas burguesías poseen colonias u oprimen nacionalidades, deben tener una línea de conducta clara y neta. Todo partido perteneciente a la III Internacional, tiene el deber de denunciar implacablemente las proezas de sus imperialistas en las colonias; de sostener no solo en palabra, sino en los hechos, todo movimiento de emancipación colonial que exija la expulsión de todos los imperialistas metropolitanos de las colonias; de alimentar en el corazón de los trabajadores de su país sentimientos fraternales hacia la población trabajadora de las colonias y de las nacionalidades oprimidas, y de mantener entre las tropas metropolitanas una agitación continua contra toda opresión de los pueblos coloniales” “Condiciones de admisión de los partidos en la Internacional Comunista”.
El stalinismo y los reformistas nos quieren hacer creer que nuestra fuerza está en la unidad con los partidos burgueses, con las burguesías cipayas, con las ONG, que desde la ONU y las potencias imperialistas corrompen a la clase obrera y a un sector ínfimo de sus filas para entregar nuestras luchas. ¡Basta! ¡Nuestra fuerza está en la unidad de la clase obrera africana con la clase obrera de EE.UU. y de Europa! Es la unidad que plantea el combate de la huelga a través de las fronteras en Europa convocada por los comités de inmigrantes, encabezados por los obreros africanos. Ahí está nuestra fuerza! ¡Por la unidad internacional de la clase obrera! ¡Basta de someter a los explotados a sus verdugos! ¡El agua y el fuego no se juntan!
Desde aquí, Madagascar no puede verse desde los estrechos límites de las fronteras nacionales, porque es un eslabón de la revolución de África central y del Sur, que triunfará con la revolución obrera y socialista en los países imperialistas.
Porque hay que enfrentar a un estado mayor de la contrarrevolución altamente centralizado, que necesita imperiosamente de las materias primas del continente y de la mano de obra esclavizada, para hacer funcionar las fabricas de los monopolios instaladas en China; y por ello imprimirá una ofensiva feroz, pactos contrarrevolucionarios, cerco por hambre, extorsión a las masas, y si no logra desmantelar los procesos revolucionarios, recurrirá al fascismo, o a la intervención militar. Para ello cuentan con las bases militares tanto yanquis como francesas, puesto que si triunfase la revolución malgache no podría sostenerse por mucho tiempo y perecería tempranamente si no se extiende a la región sur y centro del continente.
Porque el conjunto de la clase obrera africana, rompiendo con la burguesía y derrotando a las direcciones traidoras como el partido comunista, el castrismo y los renegados del trotskismo y su política nefasta de colaboración de clases, debe poner en pie los organismos de autodeterminación y su milicia obrera para hacerse del poder: Pero para triunfar necesita la unidad con el proletariado de los países imperialistas para expropiar y echar a los imperialismos yanqui, inglés, francés, alemán, japonés de todo el territorio africano. De lo contrario lo único que le espera es el camino de los cercos, pactos y la contrarrevolución.
Junto a los explotados malgaches, ¡que se levantan los obreros, los campesinos pobres, los soldados y las masas hambrientas de Sudáfrica, de Somalia, de Namibia, de la República del Congo, de Mozambique, de Zimbabwe, en apoyo de sus hermanos de clase de Madagascar! ¡Junto a ellos, que el proletariado de los países imperialistas inscriba de nuevo en sus banderas sus obligaciones internacionalistas para con sus hermanos de Madagascar y de los países oprimidos! ¡Frente a esa unidad internacional de la clase obrera, no habrá ataque ni poder de base militar imperialista alguna, ni cerco contrarrevolucionario que pueda con ellos! ¡Ellos son sus aliados!

Sólo la dictadura del proletariado resolverá íntegra y efectivamente las demandas de las masas malgaches, sudafricanas, de Zimbabwe, de Mozambique, de Somalia, de toda África

Tal como lo expresa Ravalomanana, desde su exilio en Sudáfrica en un reportaje a Le Monde, “en Madagascar las masas se hicieron del arroz, del trigo, del aceite, pero todo esto hoy se terminó y ni siquiera llegan a pagar los salarios de los funcionarios”. ¡Que cinismo! Si justamente esto es producto del cerco, del aislamiento que le tendieron a las masas malgaches para liquidar su revolución.
Es que para mantener lo conquistado en su heroica lucha revolucionaria, los obreros, campesinos y soldados armados, no se pueden detener. tienen que hacerse del poder político. Porque para conseguir el pan, para conseguir la tierra, para conseguir la independencia nacional contra la brutal expoliación imperialista, las masas malgaches tienen que imponer la dictadura del proletariado.
Porque sólo un gobierno de obreros, campesinos y soldados, apoyado en el armamento generalizado de las masas e impuesto sobre las ruinas del gobierno, el régimen y el estado burgués, podrá romper con el imperialismo y expropiar a los expropiadores, única forma de conquistar la tierra, el pan, trabajo y salarios para la clase obrera y los explotados que son la amplísima mayoría de la nación malgache.
Pero nada de esto podrá cumplirse y resolverse integra y efectivamente, si la clase obrera, encabezando esa lucha y como caudillo de los campesinos pobres y del conjunto de la nación oprimida, no impone su propio gobierno que expropie a los expropiadores y destruya definitivamente su estado opresor.
Por ello, la tarea más importante es fortalecer ese poder armado de los explotados, extendiéndolo a nivel nacional y centralizándolo en un poderoso organismo común de las masas en lucha. Hay que elegir un delegado cada cien obreros, campesinos pobres y soldados rasos, para establecer un Consejo Nacional de delegados obreros, campesinos pobres y soldados sublevados! Que ponga en pie y centralice la milicia obrera y campesina! Así este organismo comenzaría a organizar y preparar un próximo embate de masas y una insurrección triunfante única forma de que la clase obrera con una dirección revolucionaria se haga del poder.
Los explotados malgaches no deben detener su revolución. Está planteado entonces la puesta en pie de consejos armados de obreros, campesinos y soldados, que coordinados nacionalmente tomen en sus manos la lucha por derrocar al gobierno de Rajoelina, derrotar a la policía y a la casta de oficiales del ejército y hacerse del poder para, tomando en sus manos el control del estado, garantizar el pan, el trabajo, la salud.
¡Para garantizar el pan para los hijos de obreros y campesinos expropiemos los grandes supermercados y toda la industria alimenticia de la burguesía nativa y extranjera!
¡No detenerse! Ese es el grito de guerra: llamar a los obreros, a los campesinos pobres, los soldados en armas, a no detener su lucha revolucionaria! Que ningún soldado se rinda, que ninguno entregue las armas, hay que extender la sublevación de los soldados contra la casta de oficiales a los cuarteles de todo el país. ¡Necesitan seguir desarmando y disolviendo a la policía asesina!
¡No detenerse! Hay que constituir tribunales obreros, campesinos y de soldados para juzgar a Ravalomanana y todos los miembros de su régimen infame.
Los explotados malgaches tienen que romper con la burguesía! Ningún apoyo al gobierno de Rajoelina, ni a la trampa del “frente democrático” de los yanquis y Ravalomanana! Hay que derrocar al gobierno agente de la V República en Madagascar. Porque los explotados nada van a conseguir de las manos de este agente del imperialismo! Por ello los obreros, campesinos malgaches no deben depositar ninguna confianza en Rajoelina ¡Abajo el gobierno de Rajoelina!
La Unión Africana de la burguesía “compradora” en África, agente directo del imperialismo, es la que hunde a las masas africanas en la hambruna y la miseria, ellos garantizan mantener a África como principal exportador de minerales, mano de obra barata y materias primas para los centros imperialistas y para su gran maquila en China.
Para terminar con las hambrunas, para terminar con las guerras intestinas que tiñen de sangre a la República del Congo, para terminar con la desnutrición, la miseria, la muerte, las enfermedades, el desempleo, que golpean por igual a Madagascar, Zimbabwe, Mozambique, Sudáfrica, Somalia, Namibia, etc., hay que tomar el poder político, expropiar a los imperialistas yanquis, ingleses y franceses, japonés y alemanes en todo el continente africano.
Obreros y campesinos pobres: las organizaciones obreras y campesinas de África, deben romper su subordinación a la burguesía y no poner al proletariado a los pies de sus enemigos de clase. ¡Rompan con la burguesía! ¡Ningún apoyo a los gobiernos de frente popular, cipayos del imperialismo yanqui y francés!
¡Rompan en Sudáfrica con el CNA de Mandela, cipayo del imperialismo yanqui!
¡Rompan en Zimbawe con el MDC, aliado del Zanu-PF de Mugabe!
¡Abajo los regímenes de terror de las dictaduras militares en África!
La condición para triunfar es levantar el programa de la revolución proletaria, derrotar a las direcciones traidoras y así conquistar un estado mayor revolucionario del proletariado africano y mundial. Así la heroica clase obrera africana será invencible.
Para lograr sus demandas mínimas como el pan, la tierra y su independencia nacional, los obreros y los campesinos pobres de toda África, deben luchar para echar definitivamente al imperialismo anglo yanqui y francés de toda África.
¡Fuera el imperialismo francés, sus tropas coloniales de ocupación y sus bases militares de la Isla de la Reunión, las Seychelles y la Isla Mauricio!
¡Fuera de toda África el sanguinario imperialismo anglo yanqui! ¡Fuera las tropas de Somalia y de todo el continente africano! ¡Fuera la base militar del AfriCom, la de la isla Diego García en el Índico, donde se aprovisionan las tropas asesinas que masacran en Irak y en Afganistán!
¡Abajo la Unión Africana, esa cueva de bandidos al servicio del imperialismo, esa unión de garantes de genocidios y pactos contrarrevolucionarios para que el imperialismo y sus sirvientes vivan con la súper explotación y el saqueo del continente africano!
Ese es el grito de guerra que tienen que enarbolar la clase obrera y los campesinos pobres de toda África, para retomar el camino de la revolución.
¡Fuera los ejércitos pretorianos de toda África! ¡Fuera el ejército sudafricano del Congo, que asesina a millones para salvar los intereses del JP Morgan!
¡Esta vez los colgados de los árboles y faroles de Madagascar, de Sudáfrica, de Mozambique, de Zimbabwe, Somalia, etc., deben ser los imperialistas, las burguesías nativas, la policía asesina, la plana mayor del ejercito y los burócratas traidores!
¡Una misma clase, una misma lucha! ¡Paremos los ataques fascistas contra nuestros hermanos en Rosarno (Calabria), sur de Italia!
Allí La Olivetti, la Fiat y el Vaticano, por primera vez después de la segunda guerra mundial, pusieron en las calles fuerzas protofascistas- ligadas a la camorra, pagada por los monopolios imperialistas- que bajo el lema de “cazando al negro”, el día 8 de enero de 2010, hirieron con disparos de pistolas de aire comprimido a dos inmigrantes, uno nigeriano sin documentos y un refugiado político originario de Togo. En respuesta a esto, los inmigrantes temporarios recolectores de naranjas y mandarinas protagonizaron una revuelta durante 18 horas. La rabia de los explotados, se hizo sentir: marcharon por la carretera que une los campos de naranjas con el pueblo, voltearon coches, quemaron contenedores de basura y atacaron con palos y piedras a algunos vehículos, combatiendo en las calles contra los policías.
A ésta situación se llegó producto de la traición que las direcciones reformistas le impusieron al proletariado europeo, porque frente a la crisis económica mundial, fueron los garantes de la escala móvil de suspensiones, despidos, reducción salarial, creando la ilusión que de esta forma y expulsando a los inmigrantes, la clase obrera europea no iba a perder sus puestos de trabajo.
El combate contra el fascismo es tarea de toda la clase obrera, sobre todo en Italia. Los obreros italianos deben verse en el espejo de los obreros inmigrantes de color, puesto que sino se aplastan al fascismo hoy, mañana ellos correrán la misma suerte. ¡Un pueblo que oprime a otro jamás puede liberarse a si mismo!
Para acabar con las bandas fascistas que persiguen y aterrorizan a los inmigrantes africanos en el sur de Italia, es tarea de toda la clase obrera africana y de las organizaciones obreras europeas poner en pie comités obreros armados para derrotar a las bandas fascistas pagadas por los monopolios imperialistas.
Viva la revuelta de los inmigrantes negros súper explotados en Rosarno, Italia! ¡Viva la huelga general convocada el primero de marzo por las organizaciones de obreros inmigrantes a través de las fronteras de la Europa imperialista!
¡Hay que imponer la huelga general y organizar la milicia obrera para aplastar al fascismo organizado por la Camorra, la Olivetti, el Vaticano y el gran capital financiero internacional!
¡Abajo la burocracia sindical de la CGIL que deja a los inmigrantes por fuera de los sindicatos! ¡Fuera la aristocracia y la burocracia obrera!
¡Todos somos obreros temporarios africanos! ¡Ellos son el corazón de la clase obrera europea junto a todos los inmigrantes latinoamericanos, de Medio Oriente, de Asia y de todas las naciones oprimidas del mundo!
¡Para aplastar al fascismo hay que derrotar al imperialismo! Para acabar con el hambre, la superexplotación y la represión a los trabajadores inmigrantes y nativos hay que expropiar a los expropiadores que se robaron 90 billones de dólares, para que sean ellos los que paguen la crisis!
¡Derrotemos a los gobiernos y regímenes imperialistas que preparan nuevas masacres contra los trabajadores y los pueblos oprimidos del mundo!
¡Trabajo digno para todos! ¡Por la escala móvil de salarios y horas de trabajo al nivel del costo de vida y por la nacionalización sin pago y bajo control obrero de las empresas imperialistas que cierren, suspendan o despidan! ¡Todas las manos disponibles a producir!
¡Con los fascistas no se discute, se los derrota con milicia obrera y la huelga general!
¡Por la unidad de la clase obrera europea para poner en pie comités de autodefensa para aplastar al fascismo!
¡Hay que romper el cerco para que se vuelva a poner de pie la revolución en Madagascar, en Guadalupe y Martinica! ¡Libertad inmediata a los inmigrantes presos en las cárceles de Obama! ¡Libertad a los presos de Guantánamo! ¡Basta de persecución a los trabajadores inmigrantes! ¡Legalidad inmediata y plenos derechos para su sindicalización!

Los explotados de color del continente necesitan un estado mayor internacional de la revolución socialista, necesitan la IV internacional de 1938 refundada

La tragedia de la revolución malgache es que no contó con una dirección revolucionaria internacionalista a su frente, que tuviera en su bagaje estas lecciones y un programa para la toma del poder por el proletariado, en Madagascar y en toda África. Y es lo que permitió a la burguesía agente del imperialismo francés, montándose en la división del ejercito, intentar expropiarla. Pero el agente de la V República no estaba sólo en esta tarea, porque era y es parte de la contrarrevolución que se preparaba para abortarla. Porque a la burguesía y al estado mayor de las transnacionales les va la vida en salvaguardar su propiedad privada. Por ello reclutan a las direcciones contrarrevolucionarias que son las que permiten cercar las revoluciones, desarticular los organismos de autodeterminación de las masas, para que luego vengan el imperialismo y las burguesías nativas a terminar de expropiarlas.
Una dirección revolucionaria que, luchando por desarrollar y centralizar los organismos armados de autodeterminación de los trabajadores, campesinos pobres y soldados, derrote a las direcciones traidoras que les atan las manos a las masas, las subordinan a la burguesía y les impiden desplegar toda su potencialidad revolucionaria. Sin este paso certero, sin derrotar a las direcciones traidoras, es impensable que el proletariado pueda avanzar en su lucha antiimperialista y en combates decisivos para tomar el poder.
Es por ello hay que desenmascarar definitivamente a los renegados del trotskismo, que abandonan impunemente el marxismo, en el momento en que la clase obrera, sometida como está a los feroces golpes de la crisis, más necesita de su programa y de sus lecciones. Estos canallas se niegan a llamar a los trabajadores a confiar en sus propias fuerzas para tomar el poder y una y otra vez los postran a los pies de las instituciones burguesas. ¡Es un verdadero traidor de la clase obrera quien no pelea por desarrollar y centralizar los organismos armados de autodeterminación de las masas cuando se abre la revolución!
Es que los obreros y los campesinos pobres necesitan de una estrategia internacional para poder triunfar, por ello se le va la vida al proletariado en reconocer, sacar lecciones y luchar implacablemente contra todas las direcciones traidoras, porque son el mayor obstáculo que tienen en el camino de conquistar el poder.
Cada proceso revolucionario que se abre pone al rojo vivo que el talón de Aquiles del proletariado y los explotados es la crisis de dirección revolucionaria. No les faltó coraje ni instinto de clase a las masas malgaches que han demostrado hasta el hartazgo su disposición al sacrificio y su voluntad de vencer.
Para que una revolución obrera y campesina triunfe, tiene que contar a su frente con una dirección revolucionaria que sea parte de un estado mayor revolucionario internacional.
Es que hay que luchar irreconciliablemente contra el poder del imperialismo, la influencia de la burguesía y el cerco que intentan imponer a las masas en lucha las direcciones burocráticas y reformistas de todo pelaje. Y esto sólo lo puede hacer la vanguardia proletaria organizada en un partido revolucionario, insurreccionalista e internacionalista.
Las masas explotadas de toda África, necesitan una dirección que luche denodadamente contra las direcciones traidoras, que no se adapte a los frentes populares. La clase obrera africana necesita una dirección revolucionara para poder romper definitivamente el cerco que le imponen esas direcciones contrarrevolucionarias. Una dirección que combata hasta el final para romper los pactos contrarrevolucionarios y para ello necesita un partido revolucionario a su frente. Necesita una dirección que ligue la lucha revolucionaria en cada nación africana con la lucha antiimperialista en todo el continente, pues derrotando a la burguesía y al frente popular, se derrota al imperialismo. De la existencia de la burguesía en cada país depende la existencia y la fortaleza del imperialismo, porque que son astros gemelos. Por eso es criminal separar la lucha revolucionaria en cada nación con la lucha contra el imperialismo y no pueden verse estos procesos revolucionarios desde los límites estrechos de las fronteras nacionales, ¡porque se acabó la época de los programas nacionales! Es decir, una dirección que no sólo una la revolución malgache con la de todo el continente africano, sino que la una a la revolución en Medio Oriente, en Europa, en el continente americano y a las masas explotadas del Pacífico.
Un partido de la revolución internacional, que no le ceda un ápice a la burguesía, que pueda explicar a las masas la estafa del frente popular y de la revolución democrática burguesa, que las guíe en las lecciones sobre cómo aplastar al fascismo. Que encabece junto a ellas la lucha por destruir al régimen burgués y sus instituciones, para no dejar piedra sobre piedra de ese régimen infame. Que le quite el velo a las direcciones traidoras para que nunca más puedan hablar en nombre de la clase obrera. Es decir, el destacamento de irreductibles que encarne las lecciones revolucionarias de cada test ácido de la lucha de clases a nivel mundial.
Los obreros revolucionarios son los que, sacando las lecciones del cerco impuesto a las masas revolucionarias malgaches, deben unificar la lucha que sostuvieron los soldados de Sudáfrica con sus hermanos soldados malgaches que desobedecieron a sus mandos y se negaron a reprimir a las masas sublevadas. Recuperar a los comités de obreros, campesinos pobres y soldados de Madagascar, y extenderlos a Sudáfrica, Zimbabwe, Mozambique, para reabrir el camino a la revolución en todo el continente africano y ¡que éste sea un shock eléctrico que sacuda desde los rincones más lejanos del África negra al conjunto del continente! ¡Que descalabre los estados, que eche a los piratas imperialistas que saquean las riquezas de África!
Estos obreros revolucionarios, son los únicos que pueden llevar adelante un combate denodado para que el proletariado rompa con la nefasta política de colaboración de clases impuesta por el frente popular del Congreso Nacional Africano, el Partido Comunista y el COSATU, y así podrá el proletariado sudafricano ponerse a la altura de la tarea histórica que tiene ante si, como vanguardia de la revolución africana. Solamente rompiendo con la dirección traidora de Nelson Mandela, patriarca de la reconciliación con los esclavistas, de “dejar atrás el pasado”, podrá el proletariado de Sudáfrica y de todo el continente avanzar en el camino de romper las triples cadenas que lo atan al imperialismo, que no puede ser otro que el camino de la revolución socialista.
Para garantizar la tierra, el pan, el trabajo, la salud, la educación, la vivienda, la clase obrera negra debe ponerse en pie de lucha por derrotar las fuerzas de ocupación del imperialismo y los ejércitos cipayos de las burguesías nativas, en el camino por expropiar a los monopolios imperialistas, sus bancos, sus minas, sus maquilas, sus tierras, para ponerlas a producir, no al servicio de los intereses de los parásitos imperialistas de las metrópolis y sus socios menores, las burguesías nativas, sino de la clase obrera y los campesinos pobres de África. Solamente poniendo en pie organismos armados de autodeterminación para luchar por la toma del poder y expropiando a la burguesía, podrá la clase obrera acaudillar a las masas explotadas de todo el continente para satisfacer aún las más mínimas necesidades.
Para ello debe contar con una organización que, parafraseando a Trotsky, como un sistema nervioso perfecto, pueda tensar a todos y cada uno de los destacamentos revolucionarios del continente, desde Argelia y Túnez hasta Sudáfrica, desde Mauritania hasta Somalia. Organización que no puede ser otra que la sección africana de la IV Internacional refundada. Esa es la tarea que hemos puesto sobre nuestros hombros los revolucionarios de la FLTI, con nuestros camaradas de Sudáfrica y de Zimbabwe en la primera línea de este combate.

6/04/2010
Resolución del Segundo Congreso de la FLTI

1 Capital de Madagascar1

 

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